01.01.2023

No te pongas a dieta: opta por una alimentación saludable

No te pongas a dieta

Muchas personas que quieren vivir una vida más saludable optan por ponerse a dieta. Su razonamiento es: “Si adelgazo mucho en poco tiempo, ya estaré más sano/a automáticamente”. Es cierto que un peso saludable contribuye a una buena salud. Reduce el riesgo de enfermedades como:

  • Enfermedades cardiovasculares [2]
  • Diabetes tipo 2 [3]
  • Presión arterial alta [4]
  • Azúcar 
  • Grasa
  • Calorías 

Pero perder peso no lo es todo. Es fundamental saber cómo lograr un peso saludable. Huelga decir que lo mejor es perder peso de forma sana. Y, por supuesto, deshacerse de la grasa corporal de forma permanente.

Sin embargo, la mayoría de la gente realmente no sabe cómo hacerlo. Optan por dietas que acaban afectando a la salud o que no son sostenibles. La decisión más común es reducir la ingesta de lo siguiente:

Lo cierto es que ingerir menos azúcares es una buena idea, especialmente los azúcares refinados de los alimentos procesados, como las golosinas, los dulces y los refrescos. Los productos de granos refinados, como el pan, la pasta y la pizza, también son azúcares con los que debes moderarte.

Ve con cuidado también con los azúcares de la fruta. Especialmente los de los zumos, que ya no contienen la estructura y fibra de una pieza de fruta entera. La función de las fibras es precisamente ralentizar la absorción de los azúcares, lo cual es mucho más beneficioso para controlar el nivel de azúcar en sangre. 

Y comer menos grasa, ¿es saludable? Comer menos grasas e ingerir menos calorías (ponerse a dieta) no es necesariamente una buena idea de por sí. A continuación, te explicamos por qué y qué puedes hacer. 

Resumen: Muchas personas no saben cómo llevar una vida más saludable y perder peso de forma definitiva. Optan por tomar menos azúcares, menos grasas y, en general, menos calorías. Pero esto no es necesariamente una forma más saludable o sostenible por sí misma de perder peso.



Tres desventajas de una dieta baja en calorías  

Hay muchas dietas con las que puedes perder muchos kilos en poco tiempo. Estas, a menudo, son dietas bajas en calorías. Al seguir una dieta de este tipo, ingerimos menos calorías de lo habitual. En la grasa y en el azúcar es donde más calorías hay. Una dieta baja en calorías, por tanto, consiste principalmente en tomar menos grasas y menos azúcar. Si esto se hace en poco tiempo, es lo que se denomina una dieta de choque.  

Pero ¿funciona? En principio, lo que prometen estas dietas es cierto: si te lo tomas con disciplina, realmente puedes adelgazar rápido. Otra cosa es que te ayude a estar más sano/a y a perder peso de forma sostenible.  

Estas son tres desventajas de una dieta baja en calorías: 

1. Obtienes menos nutrientes 

Comer menos significa obtener menos nutrientes, lo cual no es bueno para tu cuerpo. La ingesta diaria de todos los nutrientes es importante. Sin ellos, a tu organismo le costará más hacer todas sus tareas.  

Imagínatelo de esta manera: tu cuerpo es como una fábrica y los nutrientes son como el personal de la fábrica. Si no tiene suficiente personal, la fábrica no puede funcionar correctamente. Como resultado, puede que te sientas con menos energía, mentalmente incómodo/a o que tu sistema hormonal se altere. 

2. No puedes dejarlo sin más (efecto yoyó) 

Si estás siguiendo una dieta baja en calorías, no puedes dejarla sin más. Cuando abandones y recuperes tus hábitos alimentarios anteriores, los kilos volverán sin que te des cuenta. Esto se llama el efecto yoyó.  

El efecto yoyó es un principio bien conocido. Primero se pierde mucho peso y cuando se vuelve a comer "con normalidad", se recupera el peso original o incluso se aumenta de peso.  

Así, aunque sea fácil adelgazar, lo difícil suele ser mantener el peso después.  

3. El hambre feroz amenaza con echarlo todo por tierra 

Además, con una dieta baja en calorías a menudo se pasa mucha hambre. Esto puede ser algo duro, especialmente cuando te das cuenta de que el proceso puede durar bastante.  

A pesar de lo difícil que puede resultar ceñirse a la dieta al principio, sueles sentirte culpable a la mínima que te la saltas, lo cual, en definitiva, no es muy alentador. Es la razón por la cual muchos intentos de dieta fracasan pronto.  

Más adelante en este artículo te explicamos cómo puedes llevar una vida sostenible y saludable y perder peso. Pero primero queremos desmontar un mito muy extendido: el que asegura que comer menos grasa contribuye a la pérdida de peso y a una vida saludable. 

Resumen: Las tres desventajas de una dieta baja en calorías son las siguientes: consumes menos nutrientes de los que tu cuerpo necesita y eso no es saludable. Aparte, no puedes dejar la dieta sin más, porque te arriesgas al efecto yoyó. Y hay muchas posibilidades de que la dieta sea un fracaso, porque pasar mucha hambre lo convierte en un proceso muy duro. 

 ¿Por qué no comer menos grasa? 

Comer menos grasas es un consejo que oímos con frecuencia cuando queremos adelgazar y estar más saludables. Es bastante comprensible que se dé este consejo. Parece lógico: las grasas engordan.  

De hecho, es cierto que las grasas contienen más calorías que los carbohidratos o las proteínas. Por tanto, si tomas la misma cantidad de proteínas o carbohidratos que de grasas, estas últimas te aportarán la mayor cantidad de calorías.  

Aún así, a fin de cuentas, todo depende de lo que ingieres en términos de calorías. Si comes más calorías de las que quemas, aumentarás de peso. Si comes menos calorías de las que consumes, lo más probable es que pierdas peso.  

Al menos, en la mayoría de los casos. A veces no es posible bajar de peso. Incluso si comes menos de lo que consume tu cuerpo. Esto puede resultar muy frustrante y lo más probable es que exista algún problema en tu cuerpo.  

Si te cuesta perder peso, puedes consultar con un terapeuta ortomolecular.

¿Qué son las grasas saludables? 

Tenemos un miedo irracional a las grasas. Hay grasas que sí son saludables y extremadamente importantes para el organismo.  

Las grasas saludables se pueden encontrar en el aguacate, las nueces y el pescado azul, entre otros alimentos. Estas grasas, como los ácidos grasos omega-3 (EPA, DHA) del pescado, son: 

  • Elementos básicos importantes para el cerebro* [5] 
  • Buenas para el corazón* [6] 
  • Buenas para la vista* [7] 

Además, las grasas saludables proporcionan una sensación de saciedad duradera después de comer. 

Grasas que conviene evitar

Por supuesto, también hay grasas que debes evitar. Por un lado, se trata de las denominadas grasas trans, que hoy en día se encuentran principalmente en productos lácteos y cárnicos. Por otro lado, son los productos ricos en grasas omega 6, como:  

  • Aceites vegetales para freír (como aceite de girasol, aceite de cártamo, aceite de cacahuete) 
  • Carnes y aves de ganadería intensiva 
  • Productos precocinados procesados 

Resumen: Las grasas saludables son importantes para el organismo, y sobre todo, para el cerebro, el corazón y la vista. Estas grasas son, por ejemplo, las del pescado azul, los frutos secos y el aguacate. Las grasas que debes evitar son las grasas trans y el exceso de grasas omega 6 de los productos antes mencionados. ¿Te gustaría leer más sobre cómo puedes mejorar el equilibrio entre omega 3 y omega 6 y por qué deberías hacerlo? Aquí encontrarás las respuestas.  

Opta por una dieta saludable 

Alimentación y dieta son términos que se suelen usar indistintamente. Esto puede deberse a que la voz inglesa "diet" significa tanto alimentación como dieta. Pero, en realidad, hay una diferencia.  

Mientras que una dieta, en español, siempre tiene la connotación de adelgazamiento y renuncia (es algo desagradable tener que dejar de comer lo que te gusta), una dieta consiste en una forma de alimentarte que te resulte beneficiosa. Con la alimentación adecuada se pueden adoptar unos hábitos sostenibles, completos y, por tanto, saludables. Y eso es exactamente lo que quieres.  

Pero, ¿qué es una dieta completa? Una dieta completa significa una forma de alimentarte que proporciona a tu organismo todos los nutrientes que necesita para funcionar correctamente. Si adoptas esta costumbre, por lo general terminarás en tu peso natural. 

Resumen: A pesar de que una dieta generalmente tiene la connotación de perder peso, en realidad se trata de una forma de alimentarte que se adapta a ti y, por lo tanto, es sostenible, y con la cual obtienes a diario todos los nutrientes importantes.

Pero, ¿qué tipo de alimentación es saludable?   

Dos ejemplos de dietas saludables son la dieta mediterránea y dieta paleolítica. Con estos estilos de alimentación no cuentas calorías ni sigues un plan de alimentación estricto, lo cual supone una gran ventaja, ya que es fácil ser constante. 

Además, si varías lo suficiente entre todos los alimentos "permitidos", obtendrá todos los nutrientes. Averigua a continuación cómo funciona exactamente. 

¿Qué es la alimentación primitiva (o dieta paleo)?  

La alimentación primitiva es una forma de comer en consonancia con la manera en que comían nuestros antepasados lejanos. También se llama dieta paleo, pero preferimos no usar ese término por las connotaciones de la palabra "dieta".  

Hay muchos estudios que demuestran que la alimentación primitiva es efectiva para perder peso [9,10,11]. Además, se asocia con la reducción de:  

  • Factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares [12] 
  • Inflamación del organismo [13] 

También puede aumentar la sensibilidad del organismo a la hormona insulina, lo cual es beneficioso. Esto permite al organismo eliminar el azúcar de la sangre de forma más eficaz [14, 15]. Luego este azúcar, en los tejidos, se transforma en energía que el organismo puede utilizar. 

Cuando el cuerpo no elimina (del todo) el azúcar de la sangre, esta se queda en el torrente sanguíneo. Esto se denomina hiperglucemia y puede incluso provocar la aparición de la diabetes, que es otro factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares.

¿Qué se come con una alimentación primitiva? 

La idea que subyace a la alimentación primitiva es que solo se come lo que se puede comer en la naturaleza y, en particular, en un ecosistema tierra-agua, que es una zona donde confluyen la tierra y el agua. La alimentación primitiva consiste en: 

  • Frutas y verduras 
  • Frutos secos, granos y semillas 
  • Huevos 
  • Pescado   
  • Crustáceos y moluscos 

Como verás, la lista no incluye nada fabricado. Gran parte de los alimentos que comemos hoy en día están muy procesados, con todo tipo de aditivos innecesarios. Creemos que es lógico que tu cuerpo entienda mejor los alimentos que proceden de la naturaleza. En esencia, tu cuerpo sigue funcionando como en la prehistoria.  

Como nuestros antepasados lejanos no comían cereales, lácteos ni legumbres, estos alimentos no forman parte de la alimentación primitiva. Los encontrarás en otra forma de alimentación saludable: la dieta mediterránea.  

¿Qué es la dieta mediterránea? 

La dieta mediterránea es una dieta basada en los alimentos que se consumían tradicionalmente en los países mediterráneos, entre ellos, Francia, España, Grecia e Italia.  

Existen numerosos estudios que han demostrado que la dieta mediterránea puede favorecer la pérdida de peso [16, 17]. Esta dieta también se asocia a una posible protección contra [18]:  

  • Enfermedades cardiovasculares 
  • Diabetes tipo 2  
  • Muerte prematura 

Lo importante es saber que el modo de alimentación mediterráneo en el que se basan estos estudios contiene principalmente muchos alimentos vegetales saludables y relativamente pocos productos animales y carne. Sin embargo, se come pescado o marisco al menos dos veces por semana. 

Estos son los alimentos que forman parte de una dieta mediterránea:

  • Frutas y verduras 
  • Legumbres  
  • Aceite de oliva 
  • Frutos secos, granos y semillas 
  • Pescado 
  • Pollo 
  • Cereales integrales sin procesar 
  • Con moderación: carne roja y productos lácteos 

Cuando varíes ampliamente los ingredientes de la dieta mediterránea y/o la alimentación primitiva, verás que las posibilidades son infinitas. Al principio puede llevar un tiempo acostumbrarse a comer de otra manera,  así que céntrate sobre todo en lo que puedes comer y varía mucho. Si te va bien, poco a poco empezarás a comer cada vez más en línea con la dieta que hayas elegido. 

Por lo tanto, una vida más sana consiste principalmente en consumir alimentos naturales y no procesados, preferiblemente de origen ecológico. De hecho, debido al agotamiento de las tierras de cultivo, los alimentos no ecológicos contienen muchos menos nutrientes saludables.

Consejo: ¿Te parece cara la verdura ecológica? Pues ve a un mercado ecológico, suele haber puestos que venden verdura a buen precio. Además, esta verdura no se suele envolver en plásticos. Es una solución con la que tanto tu cuerpo como la Tierra salen ganando.

Resumen: Dos dietas saludables son la dieta mediterránea y la alimentación primitiva (dieta paleo). Ambas son eficaces para perder peso y llevar una vida sana a largo plazo. Lo que tienen en común es que se trata de consumir alimentos naturales y no procesados, preferiblemente de origen ecológico. Modera tu consumo de carne y productos lácteos.

Descubre la alimentación más adecuada para ti

También existen dietas a las que se recurre de forma temporal para paliar ciertas molestias, como una dieta baja en carbohidratos o una dieta cetogénica. Para estas dietas terapéuticas, te remitimos a este artículo.

¿Te cuesta adoptar un nuevo estilo de vida saludable o quieres recibir ayuda específica para reducir molestias físicas o psicológicas?

Busca la ayuda de un terapeuta ortomolecular. Podrá guiarte paso a paso para ajustar tu dieta y estilo de vida, de manera completamente personalizada y adecuada para ti. Así no tendrás que hacerlo solo/a. Aquí podrás encontrar al mejor terapeuta ortomolecular para ti.



Conclusión

La mayoría de las dietas no ofrece una forma sostenible de perder peso y vivir de manera más saludable. Casi todas las personas que han seguido una dieta vuelven a su peso anterior al cabo de un año [1]. 

Mucha gente piensa que una vida más saludable significa que no debes comer grasas ni azúcares y que debes llevar una dieta baja en calorías, pero esto no es necesariamente así: 

  • Eliminar los azúcares refinados es una buena idea, al igual que moderar los azúcares de la fruta.
  • Eliminar las grasas no es buena idea, porque algunas sí son necesarias para la salud del organismo. Se trata principalmente de las grasas procedentes, por ejemplo, del pescado azul, el aguacate, las aceitunas y los frutos secos. Conviene evitar las grasas trans industriales presentes, por ejemplo, en los aceites vegetales para freír (como el de girasol, cártamo, cacahuete, etc.), la carne y las aves de corral de ganadería intensiva y los productos procesados listos para el consumo.

Ingerir menos calorías, o las dietas hipocalóricas, generalmente no funcionan por tres razones: 

  1. No es saludable porque no estás recibiendo todos los nutrientes. 
  2. No puedes dejarla sin más (te arriesgas al efecto yoyó). 
  3. Es muy difícil ser constante, porque se suele pasar (mucha) hambre.

Si quieres perder peso de forma sostenible y saludable, lo mejor es que adaptes tu estilo de vida. Y, por ejemplo, que adoptes una alimentación inteligente, como la dieta mediterránea, la alimentación primitiva (dieta paleolítica) o una combinación de ambas. Estas dietas han demostrado su eficacia para perder peso y llevar una vida sana y sostenible. Lo que tienen en común es que se trata de consumir alimentos naturales y no procesados, preferiblemente de origen ecológico. Modera tu consumo de carne y productos lácteos.


Fuentes

  1. Volkskrant. Geraadpleegd op 20 augustus 2022 van: www.volkskrant.nl/wetenschap/waarom-het-zo-moeilijk-vechten-is-tegen-het-jojo-effect-en-hoe-blijvend-afvallen-misschien-toch-lukt~bf9613ed/
  2. Carbone, S., et al. (2019). Obesity paradox in cardiovascular disease: where do we stand?. Vascular health and risk management, 15, 89.
  3. Barnes, A. S. (2011). The epidemic of obesity and diabetes: trends and treatments. Texas Heart Institute Journal, 38(2), 142.
  4. Re, R. N. (2009). Obesity-related hypertension. Ochsner Journal, 9(3), 133-136.
  5. Bauer, I., et al. (2014). Omega‐3 supplementation improves cognition and modifies brain activation in young adults. Human Psychopharmacology: Clinical and Experimental, 29(2), 133-144.
  6. Khan, S. U., et al. (2021). Effect of omega-3 fatty acids on cardiovascular outcomes: A systematic review and meta-analysis. EClinicalMedicine, 38, 100997.
  7. Cakiner-Egilmez, T. (2008). Omega 3 fatty acids and the eye. Insight (American Society of Ophthalmic Registered Nurses), 33(4), 20-5.
  8. Couet, C., et al. (1997). Effect of dietary fish oil on body fat mass and basal fat oxidation in healthy adults. International journal of obesity, 21(8), 637-643.
  9. Österdahl, M., et al. (2008). Effects of a short-term intervention with a paleolithic diet in healthy volunteers. European journal of clinical nutrition, 62(5), 682-685.
  10. Mellberg, C., et al. (2014). Long-term effects of a Palaeolithic-type diet in obese postmenopausal women: a 2-year randomized trial. European journal of clinical nutrition, 68(3), 350-357.
  11. Jönsson, T., et al. (2009). Beneficial effects of a Paleolithic diet on cardiovascular risk factors in type 2 diabetes: a randomized cross-over pilot study. Cardiovascular diabetology, 8(1), 1-14.
  12. Manheimer, E. W., et al. (2015). Paleolithic nutrition for metabolic syndrome: systematic review and meta-analysis. The American journal of clinical nutrition, 102(4), 922-932. [12] Masharani, U., et al. (2015).
  13. Monteiro, R., & Azevedo, I. (2010). Chronic inflammation in obesity and the metabolic syndrome. Mediators of inflammation, 2010.
  14. Masharani, U., et al. (2015). Metabolic and physiologic effects from consuming a hunter-gatherer (Paleolithic)-type diet in type 2 diabetes. European journal of clinical nutrition, 69(8), 944-948.
  15. Frassetto, L. A., et al. (2009). Metabolic and physiologic improvements from consuming a paleolithic, hunter-gatherer type diet. European journal of clinical nutrition, 63(8), 947-955.
  16. Mancini, J. G., et al. (2016). Systematic review of the Mediterranean diet for long-term weight loss. The American journal of medicine, 129(4), 407-415. 
  17. Estruch, R., & Ros, E. (2020). The role of the Mediterranean diet on weight loss and obesity-related diseases. Reviews in endocrine and metabolic disorders, 21(3), 315-327.
  18. Tosti, V., et al. (2018). Health benefits of the Mediterranean diet: metabolic and molecular mechanisms. The Journals of Gerontology: Series A, 73(3), 318-326.